lunes, 26 de septiembre de 2011

EL PROBLEMA DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA

Hoy me levanté preocupado y comiéndome las uñas por angustia, al enterarme que los docentes universitarios, o sea los profesores de nuestros hijos, no tienen la más mínima estabilidad laboral; “a los plus ultra” los contratan solo por tres años, o sea no disfrutan de sus beneficios sociales a plenitud, cada fin de semestre se les viene la “chiripioca”,  puesto que solo tienen que acercarse a la pizarra que está pegada en la fachada de cada facultad, para ver si están programados para el próximo semestre o no, nadie les dirá que están en lista de espera o que fueron  choteados”.
Hace veintiún años que no existen nombramientos, no es posible establecer un plan de carrera del docente universitario. Formular un manual para evaluar docenes prácticamente “golondrinos” no garantiza efectividad. La amistad, la influencia, los vínculos familiares son  los criterios que priman para contratar y mantener al fugaz docente, los protagonistas de este escenario son el rector y los decanos, principales accionistas – propietarios,  nuevos potentados del fructífero negocio de la educación.
El docente universitario, vive abrumado por las presiones y desproporcionadas exigencias que recibe de su centro laboral, además  de preparar y dictar sus clases, formular y seguir el aula virtual, apoyar en comisiones administrativas de la facultad, tiene la tarea de evaluar, formular los exámenes, organizar los trabajos y exposiciones, confeccionar pruebas, corregirlas, ponderarlas y presentarlas, para colmo le meten a sesenta alumnos en el aula.
Para rebasar el problema, nos  encontramos con la triste realidad que el gran porcentaje de los docentes universitarioas no poseen preparación en temas de didáctica y menos en evaluación, presentado notoriamente serias patologías en la administración de la evaluación que agravan la salud educativa de nuestros hijos.
La evaluación es un tema tan complejo, tan discutido, tan controversial, tan agudo y polémico que merece ser estudiado, observado,  revisado, investigado, reflexionado, ejercido y practicado por el docente con profesionalismo, honestidad, honradez, integridad, justicia, decencia, honor e imparcialidad.
Sólo se evalúa al alumno, y los resultados son prácticamente inapelables, el alumno es el único responsable del resultado, se colocan a los individuos en una escalera donde no se consideran las capacidades y esfuerzos individuales, la condición natural y el contexto, quedando los otros responsables del proceso educativo sin esa consideración evaluativa.
Se evalúan solamente los resultados, solo les importa que es lo que se ha conseguido, nunca el cómo, a qué precio, con cuantos esfuerzos, a que costa, para qué fines……, esta parcialidad es acompañada de imprecisión y de tergiversaciones.
Se evalúan sólo los conocimientos, significa un reduccionismo escandaloso, no se contemplan las actitudes, hábitos y valores……, se propicia que las personas adquieran abundante caudal memorístico de conocimientos para destruir u oprimir a otras.
Sólo se evalúan los resultados directos pretendidos, la pretensión de que el alumno adquiera un elevado nivel de conocimientos ejercida de manera despótica puede engendrar una aversión hacia el estudio muy perjudicial.
Sólo se evalúan los efectos observables, no debemos olvidar que todo el bloque del iceberg curricular que permanece debajo de las aguas, estas dimensiones de evaluación exigen la utilización de técnicas de exploración adecuadas al intento de llegar a descubrir e interpretar lo oculto del currículo y de sus resultados.
Se evalúa principalmente la vertiente negativa, el subrayado de las faltas ortográficas es mucho más frecuente que la explicita valoración de las palabras bien escritas, la universidad está más atenta a los errores que a los aciertos.
Sólo se evalúan a las personas, no se evalúa el material de instrucción, la toma de decisiones, la regulación administrativa, no tienen en cuenta las condiciones, los contextos, los medios, los tiempos…
Se evalúa descontextualizadamente, no consideran la realidad de un sistema actuante, no tienen en cuenta la realidad viva, dinámica y compleja.
Se evalúa cuantitativamente, atribuir números a realidades complejas es un fenómeno cargado de trampas, el peligro de la evaluación cuantitativa no es solamente la imprecisión si no y sobre todo la apariencia de rigor, la asignación de números de manera mecánica como es común en los procedimientos cuantitativos, no garantiza la objetividad.
Se utilizan instrumentos inadecuados, aparte que no hay libros disponibles, no está actualizada la documentación, no hay locales adecuados, no hay tiempo, existe ruido y hace difícil la concentración, se aplican habitualmente las pruebas objetivas.
Se evalúan de forma incoherente con el proceso de enseñanza/aprendizaje, la incoherencia esta cuando se quiere realizar un aprendizaje por comprensión y se realiza luego una prueba de carácter memorístico, rígido y repetitivo.
Se evalúan competitivamente, a los padres y profesores les importa cuánto este por encima de…. , y si es posible pensar que el “ganador” se sentirá satisfecho y el “perdedor” estimulado, no es menos imaginable que el primero se sienta ridícula y estúpidamente orgulloso y el segundo, humillado.
Se evalúa estereotipadamente, los profesores repiten una y otra vez sus esquemas de evaluación, cada alumno se preocupa por saber cuál es la costumbre evaluadora del profesor, de forma automática el profesor repite sus fórmulas, la mecánica de la confección de las memorias tiende a convertirlas en pura rutina, y en la medida que se establezcan pautas generalizables, estas rutinas serán similares en casi todos los centros educativos, tan similares como inútiles.
No se evalúa éticamente, la evaluación se convierte en un instrumento de opresión, control, amenaza e incluso de venganza respecto a los alumnos que se han permitido  ejercitar el derecho a la crítica.
Se evalúa para controlar, la evaluación paradójicamente no suele ser educativa, no repercute en la mejora del proceso, el poder sancionador de la evaluación no constituye su esencia más rica, más dinámica.
Se evalúa para conservar, se utiliza para conservar el status quo del profesor, de la dirección, del centro educativo, se evalúa constantemente pero se cambia muy poco.
Se evalúa unidireccionalmente,  se evalúa “descendentemente”, el Ministro evalúa al Director de la UGEL, los Directores de UGEL evalúan Directores de los Centros Educativos, los Directores de los Centros Educativos evalúan a los profesores, y los profesores a los alumnos. No se produce una evaluación en forma “ascendente”, ni en sentido “horizontal”.
No se evalúa desde fuera, la evaluación externa es necesaria para poder realizar una mejora sustantiva, no hacerlo significa cerrar el horizonte valorativo, arriesgándonos a la miopía y a la deformación óptica del que mira algo que está entre sus mismos ojos.
No se hace autoevaluación, la autoevaluación es un proceso de autocritica que genera uno hábitos enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad. Dice Popper que realizamos más progresos al reflexionar sobre nuestros errores que al descansar sobre nuestras virtudes.
Se evalúa “distemporalmente”, no se hace una evaluación sincrónica con respecto al aprendizaje, tampoco diacrónica, que se realiza a través del tiempo, con una perspectiva temporal que ofrezca nuevos elementos de referencia.
No se hace paraevaluación, se hacen juicios de valor que va más allá de la simple descripción y análisis de la coherencia del programa y de la eficacia del mismo.
No se hace meta-evaluación, es imprescindible establecer criterios que permitan evaluar los mecanismos de evaluación.
SOLO LA EDUCACIÓN SALVARÁ AL PERU
La pluma de Max

miércoles, 7 de septiembre de 2011

LA POLÍTICA EN LA EDUCACIÓN

Hoy me levanté pensando en cómo funcionan las políticas del estado, todo el problema se inicia en los partidos políticos,  cada cinco años entramos en angustia, más de veinte agrupaciones se inscriben para candidatear a la Presidencia de la República y al Congreso, cada agrupación formula, inventa o improvisa su famoso Plan de Gobierno, en parte de este documento se consideran las políticas educativas, múltiples propuestas se establecen para modificar, reestructurar, recomponer, reconvertir, reiniciar, las que se encuentran en pleno desarrollo o funcionamiento, es decir cada gobierno viene con su paquete de cambios, se quieren experimentar múltiples propuestas, con discutible calidad y efectividad, es por eso que en educación estamos en avances y retrocesos, estamos arando en el mar o estamos de tumbo en tumbo.
Por la multiplicidad de partidos políticos, las políticas muchas veces son formuladas por personas no idóneas,  que no conocen la real problemática de la educación en el Perú, y si tenemos algo que rescatar de estas magras propuestas, su alcance para ser efectivas es muy limitado, y esto se empeora considerando que tenemos un ministerio de educación que administra a más de ocho millones de escolares de lunes a viernes, más de cuatrocientos mil profesores, más de cincuenta y cuatro mil centros educativos públicos en los que se hablan más de treinta y ocho lenguas, todo esto sumado a la baja calificación profesional de los docentes y la absoluta ineficiencia e incapacidad del personal administrativo.
El problema de educación tiene múltiples aristas, la falta del talento humano, la falta de recursos económicos, la deficiente administración, la falta de infraestructura, la  baja calidad de los aprendizajes, la falta de atención a las escuelas de lenguas originarias, otros que parecen menores como las preocupantes cifras de deserción,  repitencia y retiro de estudiantes, la agresión física y moral que sufren a diario los alumnos de parte de sus profesores así como entre ellos mismos. Estos problemas requerirán  políticas sólidas y de largo plazo para ser efectivas.
Con una buena educación tendremos a los creadores de nuevos conocimientos, inventores de ingeniosas máquinas y tecnologías, constructores de grandes proyectos, poseeremos líderes gremiales conscientes y comprensivos,  ciudadanos democráticos, respetuosos, disciplinados, equilibrados e inteligentes, construiremos menos penales, compraremos menos patrulleros, evitaremos a los antisociales,  antidemocráticos, corruptos, incompetentes y delincuentes.
La educación “es un acto mayor de gobierno”, es primordial, se ocupa la formación integral del ciudadano, está en todo los actos de la vida humana, tiene que ver con todos los sectores, está en todos los ministerios, es por eso que el ministro de educación no debe ser un político.
Entendiendo que en democracia, la política es el factor determinante que influye en la mejora o el debacle de los grandes proyectos nacionales, invito a mis amigos, colegas y personas con sensibilidad social,  a ejercer  sus derechos y obligaciones, formando un circulo ciudadano independiente de cualquier doctrina tradicional,  para hacer llegar nuestros aportes en  un  marco democrático, teniendo como horizonte el  2016.   
LA PLUMA DE MAX
Solo la educación salvará al Perú.