jueves, 31 de mayo de 2012

¿Y LA FILOSOFÍA EDUCATIVA?

Hoy me levanté con profundo dolor de cabeza, tratando de comprender  por qué gran parte de los peruanos carecemos de una filosofía de vida; entendiendo filosofía como el amor al conocimiento, amor a la sabiduría, respeto a los preceptos éticos y morales, a ser honestos, a tener sensibilidad para apreciar una obra de arte y preferencia por la cultura. A saber definir con precisión lo bueno y lo malo, lo correcto o incorrecto, la bondad y la maldad.
No entendemos que el mal de todos los males es la ignorancia, que esta nos origina graves conflictos sociales y económicos.  Un bajo nivel del intelecto de nuestra población es una infranqueable barrera para lograr su desarrollo humano, económico y científico.
Estamos enredados  en medio de los mitos, entendiendo como mitos las creencias populares imaginativas y fantásticas que explotan los dirigentes sindicales para movilizar las masas y encender la pradera, para crear el caos y la anarquía a fin de acumular réditos a su favor para llegar al poder mediante la movilización y la violencia, de moda en Latinoamérica.
¿Qué hacer si gran sector de la ciudadanía no tiene la capacidad de entender lo que está leyendo, no ejercitan sus capacidades cognitivas y procedimentales, menos las actitudinales?
Por otro lado tenemos autoridades que no tienen la sensibilidad para darse cuenta de que la educación es un arma potente para derrotar la violencia y el caos y conducir al desarrollo y progreso. El conocimiento es sinónimo de poder y el poder se traduce en beneficios económicos, en tecnología, en investigación innovadora, en descubrimiento, en patente, en exportación y venta.
Tenemos un gobierno que está abrumado, confundido, avasallado,  desorientado, sin capacidad de afrontar con autoridad y decisión los menudos conflictos sociales,  manteniendo una posición genuflexa ante la presión de intereses ajenos a los verdaderos  de la nación.
Por falta de educación estamos viviendo una situación de escepticismo, donde nadie cree en nada y nadie cree en alguien,  donde a priori se pone en duda cualquier iniciativa o política para impedir el desarrollo sostenido del país y frenar los éxitos macroeconómicos logrados en las últimas décadas.
El amor al conocimiento y la sabiduría planteado por Sócrates en el Siglo VII a.C. se define como el impulso natural que tiene el hombre por observar su entorno, por descubrir el ambiente natural en que vive. Sin embargo, algunos peruanos nos sentimos seguros  metidos en nuestras cavernas, no queremos salir de ellas para descubrir nuestro entorno, para observar lo grande y poderoso que es nuestro  suelo patrio en el cual tenemos mucho que producir y con generosidad brindar a la humanidad.
“SOLO LA EDUCACIÓN SALVARÁ AL PERÚ”
LA PLUMA DE MAX