lunes, 14 de noviembre de 2011

COMPETENCIAS ÉTICAS

Hoy me levanté pensando en la necesidad de potenciar las competencias éticas en nuestro sistema educativo nacional.
Al observar el mapamundi descubrí que ésta representación cartográfica fue diseñada para que el hemisferio sur se vea más pequeño y los países del norte se representen agrandados, esa es la visión europea de nuestro continente. A pesar de esto, copiamos todo lo europeo. El sistema educativo español es nuestro principal referente para el proyecto educativo latinoamericano y el  nacional, pese a que España en Europa ocupa los últimos lugares en calidad educativa, investigación e innovación tecnológica, pedagógica y  científica.
Tenemos que innovarnos, es necesario el cambio. El Ministerio de Educación nos ha impuesto la educación por competencias. Está demostrado que la educación por competencias funciona, pero en verdad no hemos formulado adecuadamente las competencias de acuerdo a nuestro contexto y realidad, sólo se ha reemplazado el término “objetivo” por “competencia”. Priorizamos lo cognitivo y lo procedimental, y lo actitudinal lo dejamos de lado con el cuento que este tema es transversal.
El componente ético es primordial. Para que el alumno aprecie y respete  a sus semejantes es necesario que primero se conozca así mismo, que tenga pensamiento propio, que sea autónomo, que desarrolle competencias tales como la de sustentar sus ideas con lenguaje claro y simple, con argumentos y sub-argumentos, de la manera más sencilla posible. No queremos tampoco aquellos emotivos y sesgados, sobre argumentados o que busquen sobre inferir, porque el que generaliza a partir de una muestra pequeña no dice la verdad, está mintiendo.
En los colegios no existe el curso de “autobiografía”, en la cual el alumno aprende a conocerse, a saber quién es y cuál es su papel terrenal. El alumno no tiene derecho de formular su propio “proyecto de vida” con sus propias metas y objetivos, y que lo exponga ante sus compañeros para que sean solidarios, unidos y despierten su empatía y generosidad.
¿Para qué seguir cargando el currículo con temas que con el devenir  del tiempo se han transformado en inoperantes?, pedirle al niño que memorice cuáles son los nombres de los barquitos en que llegó Cristóbal Colon, cuál es la capital de Colombia, o enseñarles derivadas, se torna estéril, para que les sirve el nombre de los tres barquitos o la capital de Colombia, o ¿acaso las derivadas les sirve para su vida cotidiana?.
Para hoy que vivimos en la era casi virtual, los alumnos buscan y  encuentran  respuestas completas e ilustradas en segundos en su buscador Google. Sin embargo,  la verdad es que tenemos que mantenerlos ocupados en algo y es fácil mantener el statu quo, porque cambiar da mucho trabajo. Por eso es que seguiremos formando analfabetos funcionales,  incultos alfabetizados,  profesionales subempleados, taxistas cultos, desocupados compulsivos o estudiantes perpetuos, ciudadanos ajenos a la información de lo moderno.

Un amigo colombiano me trasmitió una experiencia muy interesante. Sus alumnos que tienen un promedio de once años de edad desarrollaron un trabajo grupal por equipos abordando temas como “si los sacerdotes se deben  casar o no”, “si las parejas del mismo sexo deberían de adoptar niños”. Se encontraron resultados interesantes, les recomiendo replicar esta experiencia.
SÓLO LA EDUCACIÓN SALVARÁ AL PERÚ
LA PLUMA DE MAX