jueves, 21 de noviembre de 2013

Perú destino ¿quinto mundo?:

No soy apocalíptico, tampoco emisario maya o pesimista conspicuo,  tampoco soy economista, periodista o abogado, soy militar en retiro y docente universitario. Pero creo que es necesario fijarse en la cruda realidad, así nos duela.
No existe economía que haya soportado tanta inflexión, tanta improvisación, tremenda corrupción y falta de planificación. Estamos desaprovechando nuestra oportunidad de oro, quizá sea la única vez en nuestra historia que tengamos algo de dinero en las arcas del estado.
El despilfarro es inmenso, estamos construyendo elefantes blancos, inmensos aeropuertos, grandes campos de futbol, monumentos al sombrero, frágiles trenes aéreos en un país altamente sísmico, playas que se convierten en acantilados, magníficas construcciones de cartón.
Todo está en concesión y el concesionario del peaje, del metropolitano o del tren, cuando se le da la gana eleva sus tarifas. Algunos pueblos indignados queman los peajes. Por si acaso soy docente en Huachipa y todos los días pago peaje tanto de ida como de vuelta.
Los mismos que gobernaron con Prado, Odría, Belaunde, García, Fujimori, Toledo, son los que ahora nos gobiernan, protegiendo sus bancos, sus empresas, sus inversiones y sus intereses.
Estamos acostumbrados a vivir con una clase de ricos pequeña y muchísimos pobres alrededor y con una clase media inexistente. Somos parte de la región con la mayor desigualdad del hemisferio.
Vivimos mayormente de la extracción de nuestros minerales que ya se están acabando y algunos aportes del narcotráfico y mineros ilegales.
Los medios de comunicación son cómplices obligatorios, pues viven de sus anunciantes, nos pintan la situación de maravilla, nos dicen que nuestra economía es la más fuerte y sólida del mundo, anuncian que el crecimiento económico es el más alto del sistema planetario, que las inversiones están al tope, sin embargo las regiones ya no tienen canon, la basura sigue acumulándose en las calles, millones de pobres extremos piden más comida y asistencia. Son los mercenarios del optimismo.
Los políticos se creen filósofos, un tío salió a decir que “la inseguridad ciudadana era una sensación”, que pendejo. Otro tío salió a decir que la PCM es un “cajón de sastre”, querrá que el sargento Mamani le solucione los múltiples problemas del gobierno.  
Nuestra principal tarea en estos últimos años ha sido desmantelar nuestras fábricas e industrias,  nuestras instituciones, nuestras universidades, nuestros grandes ingenios y cooperativas agrícolas.
De ser una sociedad bruta, hoy con unos cuantos dólares en el bolsillo nos creemos que pertenecemos a la elite intelectual y progresista. Sin embargo somos los que nos escapamos del trabajo, huimos de las responsabilidades, no nos gusta laborar, queremos sueldos de gerentes trabajando menos que el huachi.
Nos gusta vivir mal, nos acostumbramos a ser marginales, por nuestro costado pasa el traficante, el vendedor de droga, el endemoniado chofer de combi, el taxista delincuente y violador, el policía coimero, el carterista y el cogotero, el bujillero (nuevo término, ojo real academia). Le compramos al pirata y al informal. Hacemos shopping en la Cachina, San Jacinto, Malvinas, el Hueco y todo tipo de polvos. Nuestro lema: “Si me viste fue un chiste, si no me viste te jodiste”.
Nunca participamos o nos preocupamos por tener una mejor sociedad, no intervenimos en política, porque nuestra indiferencia es patológica.
La figura de pensionistas aportantes se está convirtiendo en pensionistas asistenciales, estamos creando miles de  desocupados a sueldo a costa de ¿Quiénes? Es la gran pregunta.
Si esta situación no cambia y persiste, en nuestro vocabulario estaremos empleando algunas de las siguientes palabras: Deuda externa impagable, corralito, pasar los ahorros en dólares a soles, deterioro brutal de las condiciones de bienestar, salud y educación.
Hace una década los medios de comunicación de España en grandes titulares decían que los bancos españoles eran los más fuertes del mundo y que su economía era más sólida que la de Alemania.
Les pido solo que miren la escalofriante y decadente situación de España, Portugal y Grecia. Hoy España necesita para rescatar su economía 400 mil millones de Euros, ese dinero no lo tiene ningún banco o ningún país del mundo.
Se requiere una revolución pero las revoluciones siempre han tenido un alto costo social. Algunos tendremos que sacrificarnos.
Ya tenemos un presidente en la cárcel, pero ningún economista o financista estatal está en la cárcel. Alemania tiene más de una docena de economistas presos.
La gran pregunta que les formulo es: ¿Nuestros hijos podrán vivir igual que nosotros o nuestros padres?

LA PLUMA DE MAX