El militar está adornado con múltiples virtudes como son: el coraje, la disciplina,
el desinterés económico, la competencia profesional, la confianza en sí mismo, la lealtad,
la entrega, la voluntad, la energía y la firmeza.
El militar, está entrenado y educado para tomar decisiones, que por las
características de su misión requieren rapidez y oportunidad por lo que
generalmente dichas decisiones se sostienen en bases empíricas y prácticas. Algunas
veces se ve obligado a improvisar creativamente durante la conducción de las
operaciones.
El militar está acostumbrado a obedecer órdenes, cumplir normas,
directivas y seguir esquemas previamente determinados. Por la naturaleza de su
misión, no requiere sustentar sus decisiones con bases científicas,
epistemológicas, filosóficas, pruebas de validez y confiabilidad, someter a
pruebas estadísticas sus datos empíricos.
Un buen investigador no puede estar atado a esquemas, ordenes ni
directivas, debe poseer la mayor libertad intelectual y tener mucha
independencia frente a los dogmas, doctrinas, sistemas y principios de
autoridad.
El investigador adopta decisiones que tienen que poseer basamento
epistemológico, científico y filosófico. El investigador tiene que tener
pensamiento libre, crítico, holístico (en trescientos sesenta grados),
multidisciplinario, actitud cognoscitiva, imaginación, actitud reflexiva,
actitud objetiva, habilidad en el manejo
de métodos y técnicas, prudencia y perseverancia.
En ciencia no se puede improvisar, es necesaria una preparación previa,
que es larga y exige esfuerzo y dirección acertada.
El militar y el investigador tienen en común la voluntad, la energía, la
honestidad, el amor a la verdad, cultura intelectual, manejo de lenguaje claro
y preciso, curiosidad, posibilidad de experimentar activamente temas
importantes o nuevos.
El militar y el investigador tienen la posibilidad de leer revistas científicas,
concurrir a sociedades, oír algunas conferencias, asistir a algunos cursillos
de alto nivel, participar de algún simposio o congreso, realizar viajes de
perfeccionamiento, conocer detalladamente las diversas realidades de todos y
cada uno de los rincones de la nación.
En Europa y los Estados Unidos los investigadores militares son los que
han aportado los principales descubrimientos científicos para la humanidad. El Internet
nació en EE.UU. hace unos 30 años, buscando un proyecto militar llamado ARPANET
que pretendía poner en contacto una importante cantidad de ordenadores de las
instalaciones del ejército de EE.UU.
El militar puede ser un excelente investigador, para ello el investigador
militar tiene que tener dos sombreros, el primero de militar que le permita
actuar con profesionalismo y en absoluta obediencia a las nomas, reglamentos y
órdenes superiores. El segundo sombrero será el del investigador que le permita
pensar y actuar con plena libertad intelectual e independencia frente a los
dogmas, doctrinas, sistemas y principios de autoridad.
Es indispensable que los líderes militares comprendan y entiendan que la
labor del investigador militar requiere un tratamiento especial que le permita
desarrollar sus capacidades y destrezas con amplia iniciativa, creatividad e
ingenio, sin ataduras dogmáticas ni principios doctrinarios. Adicionalmente
requieren que se les provea de recursos humanos, materiales, espirituales
y tecnológicos para poder emprender con
éxito esta gran tarea que permitirá recuperar el tiempo perdido.
La Pluma de Max