lunes, 30 de mayo de 2011

LA UNIVERSIDAD NO CUMPLE

Hoy me levanté angustiado, pensando en la seguridad de mi país, pues no puedo dormir tranquilo mientras estén latentes múltiples  amenazas, el narcotráfico que se combina perfectamente con la corrupción de funcionarios y produce la distorsión de nuestra economía, el consumo desmesurado de drogas que afecta la salud física y mental de nuestros hijos, la inestabilidad política que crea un clima de  inseguridad para la inversión privada, los movimientos subversivos que actualmente están en pleno proceso de recomposición para emprender sus baterías contra nuestra sociedad.  
Por otro lado están los planes expansionistas de Chile que exige el uso de las aguas del lago Titicaca y su negativa para acatar las decisiones de la Corte, el reclamo centenario de Bolivia que pide una salida al mar, la insípida solución de fronteras con el  Ecuador que nos obliga a la sesión de múltiples concesiones que a la fecha no las estamos cumpliendo, porque son inviables, el gigante Brasil, que quiere ser el “país mais grande do mundo” con sus políticas fronterizas expansionistas nos invade sigilosamente y se apodera metro a metro de nuestro territorio, la gran Colombia, grande en narcotráfico, grande en cartelaje y sicariato, nos exporta capos y sicarios de poca monta y empuja hacia nuestras fronteras guerrillas narcotizadas.
También están las nuevas amenazas que surgen como producto de la globalización y las exigencias de las potencias económicas, que vienen planteando la necesidad del control de las aguas y la amazonia, tratando de poner en práctica el llamado “derecho de injerencia” para intervenir en cualquier estado del tercer mundo.
¿Por qué ser siempre los improvisados, los explotados,  los dominados, los conformistas, los perdedores?, no podemos pensar que otros nos defenderán de las múltiples amenazas que nos rodean, que las NNUU o la OEA van a defender nuestros derechos e intereses, eso es falso, acuérdense que estos organismos han sido incapaces de contribuir a la solución de los conflictos de Centroamérica, de las Malvinas y de Panamá en los años 80. 
Nuestra constitución de 1,993 en su artículo 163 nos dice “El estado garantiza la seguridad de la Nación mediante el Sistema de Defensa Nacional. La Defensa Nacional es integral y permanente. Se desarrolla en los ámbitos interno y externo. Toda persona natural o jurídica está obligada a participar en la Defensa Nacional”,  así como la primera Disposición Final de la Ley N° 28478 del Sistema de Seguridad y Defensa Nacional, aprobada el 23 de Marzo del 2005, a la letra dice: “La educación en materia de seguridad y defensa nacional es obligatoria en todos los niveles y modalidades del Sistema Educativo del Perú”.
Lamentablemente puedo constatar que estas disposiciones legales no se están cumpliendo por parte de los organismos del sistema educativo y universitario peruano, al contrario, se están formando profesionales sin sentido de nacionalidad y orgullo patrio, sin motivación para defender nuestros intereses nacionales, sin una visión integral de la compleja problemática geopolítica del Perú en el contexto nacional e  internacional, esto se aprecia cuando los profesionales ocupan los cargos más altos del Estado, no luchan por el interés nacional,  cuando dirigen la política, aprueban contratos leoninos  y a favor de las trasnacionales, cuando son gerentes en importantes empresas,  se ponen a favor de los intereses de los propietarios y accionistas, o cuando son docentes desde su pódium no ejercen su poderosa influencia en el aula para trasmitir que la seguridad y defensa es condición fundamental para vivir en un país libre, democrático, independiente y  que se mira de igual a igual con cualquier otro país de este mundo globalizado.
“Viva el Perú carajo”  
La Pluma de Max

lunes, 16 de mayo de 2011

PRIVATIZANDO EL MUNDO

Hoy le levanté angustiado, pensando en la actual problemática mundial, desde mi punto de vista tercer mundista, ensayando algunas ideas:
Dios creó la tierra en siete días, después de algunos años el hombre la explota en forma desmesurada, como nunca antes, el planeta se ha convertido en un artículo de mercado.
El hombre de negocios ve que su obra es buena para los accionistas, el bien común es el que aparta del mercado las riquezas que no aun no han sido depredadas.
Los bienes deben ser compartidos entre todos los países, la responsabilidad con el mundo, debería ser compartida con fines humanitarios.
Existe escasez del agua en cantidad y calidad,  las grandes trasnacionales quieren explotar el agua, pero si lo logran, deben hacerlo con responsabilidad social es decir llevando agua a los más necesitados.
Están por todas partes regados, los transgénicos  dispersaron sus semillas y contaminaron los campos, ya no existen las viejas semillas originales, y para colmo tienes que pagar por la patente si te descubren que en tu campo existen transgénicos, no importa cómo llegó, dicen por ahí que las grandes compañías han conseguido contaminar todos los campos.
Nos han creado un mundo de pobreza generalizada, la mano invisible les permite sacar el máximo provecho de nuestras debilidades.
Las patentes y los monopolios no nos permiten fabricar medicamentos que controlen el cáncer hereditario o  retrovirales, primero tenemos que pagar la patente, la enfermedad es una fuente de hacer negocios y  el sufrimiento es una fuente de ingresos.
La atención en los hospitales del estado te obliga a atenderte en una clínica particular por lo tanto el negocio del la sanidad privada seguirá siendo exitosa, los médicos del estado están obligados a negarte el tratamiento por que le economizará un buen gasto al hospital, a estos médicos los ascienden y les incrementan sus sueldos, pero ellos saben que cada vez que niegan un tratamiento están firmando una sentencia de muerte.
¿Podemos dejar la salud a manos del mercado?, o acaso somos pescados, el estado es la institución política que el hombre ha creado para asegurar el bien común, si no llegamos a un acuerdo con los dueños de las patentes en caso de emergencia nacional debemos estar autorizados para inmiscuirnos en las patentes.
Los beneficios de las grandes corporaciones son exagerados, son desproporcionados no guardan ninguna relación con el valor real del producto, incluso teniendo en cuenta las ganancias y futuras inversiones.
Si continuamos con esto, corremos el riesgo de aumentar la tensión política y la amenaza de guerra, no podemos dejar que solo el comercio sea el único árbitro de las relaciones humanas.
Debe existir y perdurar el bien común, resultado de la reciprocidad, de dar y recibir, del intercambio mutuo.
Sin la idea del bien común no sobreviviremos.

LA PLUMA DE MAX